El Museo Interactivo de Economía (MIDE) rescató parte del esplendor del monasterio que funcionó hasta 1820

Por Roberto Santa Cruz (*)
Imagen tomada por el autor
La orden de los Betlemitas llegó a México proveniente desde la Capitanía General de Guatemala, donde fue fundada.

Ya en nueva España, se asentaron en un enorme terreno que abarcaba desde la calle de Tacuba, el callejón de Betlemitas, San Francisco (hoy Francisco I. Madero) y Coliseo Nuevo, lo que hoy es Bolívar. No existía la calle de 5 de Mayo en su totalidad.
Además de establecerse como orden, fundada por San Pedro de San José de Betancur, los Betlemitas emprendieron una gran obra. Abrieron el Hospital de Pobres y Convalecientes de Nuestra Señora de Belén y San Francisco Javier. Gracias a este hospital, centenares de personas encontrarían la salud en tiempos en que no existía el concepto de hospital público.

Nueva España todavía vivía un gran esplendor en el siglo XVIII. Los edificios, pues eran varios, abarcaron el convento de monjes, el Noviciado, el Hospital y los pabellones, así como patios y huertos. Se emplearon materiales duraderos, cantera, tezontle, y muchos azulejos, profusión de ellos en los muros.

De hecho, al salir la orden de México, en 1823, la propiedad comenzó a fraccionarse.
Uno de los terrenos dio paso al grandioso Teatro Nacional de Santa Anna, recinto de corte neoclásico, obra de Lorenzo de la Hidalga, cuyas obras comenzaron en 1842. Fue el gran escenario de la capital.

Cuando se concibe el nuevo Teatro Nacional (posteriormente llamado Palacio de Bellas Artes), el antiguo Teatro de Lorenzo de la Hidalga es derribado en 1902. Hasta hoy muchos especialistas consideran un error el haberlo destruido, pues era una joya donde se estrenó el Himno Nacional en 1854.

El convento de Betlemitas, ya dividido y vendido, comienza su proceso de destrucción.
Una parte sustancial, colindante con la fachada de la calle de Tacuba, se convierte en viviendas. Otra parte adquiere carácter comercial y tiene locales en la planta baja. Los habitantes comienzan el deterioro, modifican paredes, derriban columnas o clausuran ventanas.
Hay tiendas, pequeñas bodegas, incluso departamentos.

Además, debido a la enorme extensión de la propiedad original, el área que daba a Coliseo Nuevo (Bolìvar) y vecina ya del Teatro Nacional pasa a ser un hotel, el Hotel de Ambos Mundos, que aprovecha uno de los patios con arquerías.

La división del convento también generó otra propiedad, una vez derribada la Casa del Vínculo, ubicada entre el Convento y la Iglesia de Betlemitas. Hoy en ese sitio se ubica una casa porfiriana que fue de la familia Romero Rubio.

La iglesia ahora es parte del Museo del Ejército, vecino a su vez del Club de Periodistas.

Betlemitas es hoy el Museo de Economía, pero la larga restauración devolvió esplendor y los curadores se empeñaron en mostrar al público la belleza de los patios, pasillos, habitaciones e incluso baños. Hay partes que devuelven al visitante al siglo XVIII, en un viaje sensorial. El silencio hace recordar la función de convento.

Tristemente, en México hoy solamente podemos apreciar el 40% de las instalaciones originales, pero vale la pena acudir a este lugar.

(*) Roberto Santa Cruz
Periodista con 35 años de experiencia. Se ha desempeñado en las diversas ramas de quehacer informativo: prensa, radio, televisión e internet.
[…] hemos escrito ya del derribo de los conventos de Santo Domingo y de Betlemitas. Posteriormente lo haremos lo propio con el de San Agustín, cuya capilla se convertiría en la […]
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